
La técnica consiste en medir la temperatura de la superficie marina con un dispositivo llamado “SmartFin” colocado en las tablas de surf, para luego cruzar esos datos con los del satélite europeo Sentinel-3, encargado de radiografiar el estado de la Tierra.
Esta propuesta del Laboratorio británico Marino de Plymouth, permite complementar la falta de datos sobre el agua, algo que dificulta entender las mediciones satelitales a lo largo de la costa.
Los datos tomados desde el espacio también son utilizados por otras instituciones como la organización de investigación francesa Ifremer, que los cruza con sus propias medidas de temperatura o salinidad para estudiar las algas de las aguas de Normandía (noroeste de Francia).
El proyecto forma parte del programa Copérnico, una iniciativa liderada por la Comisión Europea y la ESA que pretende observar de forma continuada el planeta y proporcionar datos para mejorar la gestión del medio ambiente, comprender y mitigar los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad.