Al percatarse de que su país sufría enormemente por la contaminación del plástico, el biólogo indonesio Kevin Kumala decidió innovar y creó bolsas a base de yuca, aprovechando la gran cantidad de ese tubérculo que ahí se cultiva. El producto es igual de resistente que los tradicionales, pero tiene un impacto tremendamente menor que el plástico común.
Según un estudio de 2015 de la Universidad de Georgia (EE.UU.), sólo en la isla de Bali se desechan 1.000 toneladas de desperdicios plásticos cada día. Tomando en cuenta eso, el biólogo decidió trabajar en una solución. Así nació Avani Eco, una compañía ecológica que elaborara productos hechos con materiales como la caña de azúcar y la maicena, pero que sin duda, tiene como mayor innovación la creación de un bioplástico a base de yuca.
Kumala ideó una bolsa a base de este tubérculo que es tan resistente como las convencionales, pero que tiene una gran diferencia: se degrada en 100 días y se disuelve con el agua sin ser nocivo para los animales. Las bolsas de plástico común tardan cientos de años en desaparecer.